Rob Minnick, que alguna vez fue un ávido jugador, pasaba de 6 a 8 horas al día apostando en casas de apuestas y casinos en línea, jugando parlays, blackjack y tragamonedas. Al darse cuenta de que su hobby se había convertido en un problema grave, buscó ayuda y ahora comparte su experiencia con otros, esforzándose por ayudar a las personas a mejorar sus vidas, tal como lo hizo él.
La adicción le puede pasar a cualquiera
Minnick perdió todo lo que poseía en cuatro años de juego antes de darse cuenta de la gravedad de su adicción. Se unió a la comunidad de Jugadores Anónimos y pudo pasar ocho meses sin apostar. Sin embargo, en noviembre de 2022 recayó, regresó al casino y perdió una enorme cantidad de dinero. A los 23 años, sin un centavo y muy endeudado, Minnick se dio cuenta de que necesitaba ayuda.
Decidido a dejar su adicción, entregó el control de sus finanzas a su familia y regresó a Jugadores Anónimos con renovado vigor. Fue en estas reuniones donde se dio cuenta de su nueva vocación: compartir sus conocimientos con los demás. Apenas unos meses después de su recaída, Minnick lanzó su primer video en TikTok, donde hablaba sobre las probabilidades reales de la ruleta.
"Inspirándome en la historia de recuperación de un amigo, decidí ayudar a otras personas que sufren adicción al juego".
Juegos de azar: una amenaza creciente
Si bien los esfuerzos de Minnick son encomiables, reconoce lo difícil que es combatir la multimillonaria industria del juego. Está particularmente preocupado por el reciente aumento en la popularidad de las personas influyentes en el juego, que glorifican sus logros en el juego para ganar puntos de vista y compartir estrategias que prometen ganancias garantizadas a pesar de las probabilidades.
Según Minnick, la normalización del juego plantea varios peligros, el principal es la creencia de que los “buenos” jugadores no pierden ni se vuelven adictos. Esta opinión transfiere completamente la responsabilidad del “fracaso” al individuo e ignora la vieja verdad de que el casino siempre gana.
"La gente ahora ve la adicción al juego como una broma, pero la realidad es que millones de personas ya sufren este problema, y millones más lo enfrentarán en el futuro".
Continuando con su lucha contra el lado oscuro de la industria del juego, Minnick cree firmemente que el problema de la adicción al juego es real y es cada día más grave. Reconoce que los esfuerzos de los operadores para promover el juego responsable están teniendo un impacto positivo, pero señala que mientras el 10% de los jugadores adictivos sigan siendo algunos de los clientes más valiosos de la industria, será difícil realizar cambios significativos.